Ahí estaba yo, confinada en mi casa por el maldito
coronavirus, deseando ir al parque y volver a ver a Lucía en persona. Sabía que
nada de eso ocurriría en este momento….. Pero por fin ha llegado el día. El día
en el que no prolongan el confinamiento, el día en el que puedo volver a
ordenar mi habitación porque sé que el sábado siguiente la tendré que volver a ordenar. Salgo a la
calle esperando ver algo interesante después de dos meses encerrada.
¿Y qué es lo primero que veo? A un señor muy peludo comiendo ¿almendras? ¿Te
o puedes creer? En las mismísimas calles de Zaragoza.
Mientras intento olvidarme de este espeluznante recuerdo, me
dirijo al pabellón de mi barrio, cuando de repente, así sin avisar, veo a
María, la pija egoista….Intentando que no me vea, sigo mi rumbo hacia la F.T.E.
(Fábrica de Tareas Esclares), también llamada “escuela”.
Casi es mejor la vida de confinamiento. Porque esto parece
un chiste, pienso…
Laura de torres Orós
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